31 de octubre de 2009

Ansiedad

Te propongo ahogar la distancia
Ser fieras en el fuego.
Te propongo prevenirnos de eso
Que nos mata por dentro.
Ser lobos que en la noche se esconden
De los celos de un dios vengativo.
Aunque estés lejos, te llevo conmigo
Aunque tus besos, no toquen mis sueños
yo llevo la daga, mi reina, llevo la daga.
Allá van los trenes que traen y llevan
La espera se prolonga, el reloj me tortura
Tus ojos en la tiza, en una línea que hiere y sangra
Una vida que sueña y prospera.
El verde, los pájaros, el río tu destino
El fuego, la roca, el tiempo.
Y la distancia que se hace reja
Y mis ánimos que se exasperan.
Ansiedad. Ansiedad.

24 de octubre de 2009

Emancipación


En los altares de tu iluminación
he resucitado.
En los lobos de tu imaginación
he regresado.
Vengo a darte una buena nueva
el ciervo se emancipado.
Arde en las venas mi libertad
arde en la sien mi libertad.
No habrá pared ni lealtad
el ciervo esta suelto
el ciervo esta suelto
Corre.
El ciervo esta suelto

23 de octubre de 2009

No mas odas

El abandono te ha hecho piedra, a donde vas a escapar? No se huye de este lugar, tus fantasmas con vos van. No hay mas odas, ni el perfume del encanto moro, no hay plegarias, no hay senderos, transitas sola. Tener el filo entre los dientes, saberse pobre. Llevar el sueño a donde todo se pierde, sentirse vacía. No hay más odas, no hay mas moro. Solo vas evitando el silencio mental, el precipicio, el abismo. Esperar que todo cambie y supure, que el frio muera entre tus sabanas.
Anhelar un regreso sin tiempo, sin sospechas, un trigal soleado, una brisa que suspire, esperar a alguien que no mienta, que no se vengue, uno que sepa enterrar tus fantasmas. Al menos por un tiempo.
Repetir, repetir, repetir.

23 de julio de 2009

Levitando

Antesala del infierno, las auras de los muertos aquí brillan como un nirvana.
Atesoro esos recuerdos, cuando el fuego no quemaba ni era de los vientos.
Miro entre los barrotes del encierro, predispongo el camino hacia los entierros, de duelo en negro y en silencio. Así debería encontrar a mi espíritu sentado, pero solo veo una mirada tenue y aséptica, una mueca oculta en mi rostro que no devela esos secretos que guardo entre los pliegos de viejas vergüenzas.
Nunca lo esperaba, nunca atenuaba los dolores, quizá sea mi naturaleza macho, de esbeltos pechos y delgadas figuras.
Las líneas de mi cuarto reflejan el abandono. Las puertas he cerrado, las he clausurado ante tanto empeño y manoseo. Prefiero el ron, el silencio compasivo, prefiero los mares rompiendo en las rocas de mi emancipación.
Soy libre, soy libre de tu dolor. Esos truenos solo nombran viejos fantasmas que merodean mis aposentos.
Allá irá la memoria, para agotarse en los fracasos ajenos y propios, para delirar entre los colores del surrealismo, en la esperanza de que los fríos cedan ante la mirada sincera.
No importa mucho cuanto perdón flamee en el viento, no hay oídos para esos lamentos.
Los caminos recorridos y el amanecer, hoy me sorprenden levitando entre tantos dulces pecados.
El gentío murmura, complota, me mira pasar y solo me ahondo en mis pensamientos, sin perder de vista el norte, observando al tiempo transcurrir entre los golpes de mi reloj. Pronto, el frío cederá, pronto empezaré a pudrirme, a perder la piel, a desollarme frente a un espejo. A quitarme lo que chorrea de estos colgajos. Miré mis pupilas y observé. El tiempo corre en estos días.

Rayo de fuego

Miro al espejo y no me veo, te guardo en secreto, resto una línea, amargo el paladar. Presiento el vapor que chorrea sobre las paredes de esta celda escondida en mi sistema neuronal.
Agito el paso, se asoma la persecución, las balizas, sirenas y lobos ladrándome fugitivo.
No saber a donde huir, no tener un hueco a donde descansar mi cuerpo agotado de tanto trajín.
Traiciones malogradas, viejos trastos de tu olvido. No me verán deteniéndome. No seré de los que sufren por el encierro.

20 de julio de 2009

El elefante

El Elefante pisoteando finos cristales, golpea firme, no deja nada.
Sigo observando ahí al frente mío, hay un elefante destruyendo finos cristales.
Con su pequeño cerebro, con su fofo cuerpo, va burdamente estropeando todo.
El espectáculo carece de sentido, ver ahí a este elefante fofo, desquitando una furia incomprendida contra esos finos cristales, que poca sensatez.
Pronto vienen a recriminarme mi ostentoso espanto, al creer que reclamo algo a este montículo de carne y grasa, pero solo estoy pasmado por los cristales y horrorizado por la concurrencia que se deleita de tan penoso espectáculo.
Después de todo, es solo un elefante haciendo lo que mejor sabe. Pero nadie piensa en los cristales.
Yo solía tener algunos en casa, sobre el aparador y otros en la mesa de luz.
Eran cristalinos como el diamante y eran tan finos como la luz reflejada en un cuarzo.
Pero ayer la policía los incautó y los de algún vecino también, para poder hoy alimentar a esta chusma, que se ríe pavamente y sin pensar en que esos cristales eran mi tesoro, eran mi sueño.

19 de julio de 2009

En el juego uno se marea,
Otros mecen cunas y adulan potestades
La ironía es del que pierde
Saber que es el juego solo cuando caes abatido.
No entender al que juega es fácil
Lo difícil del juego es no jugar
Cuando las cartas se reparten tan ingratamente
Yo suelo bajito putear
Es que en el juego uno se marea,
Otros mecen cunas sin saber de que se trata
Saber abandonar cuando aun queda algo que perder
Saber mirar las señales, ver los modales,
Oler la lengua.
Ahí suelo putear bajito
Es que en el juego uno se marea
La ironía es toda mía
Y no entenderlo es tan fácil.

22 de mayo de 2009

Requiem

Despídete y arroja las cenizas al viento.
Deja que las hojas se vayan con ella
permite al cielo contemplar tu abandono,
desdén, los tiempos corren.
Yo se donde irá tu memoria,
que será de los besos y las promesas incumplidas
esos sueños niños que fueron arrancados
del seno y su tibia morada.
Este es el réquiem para tu amor,
los lobos aúllan esta noche
celebran el regreso del fugitivo
las sombras ceden ante el día
y el río murmura noticias del norte.
No lloverá esta noche.
No me veras esta noche.
Este es el réquiem para tu amor.
Luto, silencio, locura
brillará mi soledad como un nirvana.
Dejo a los perros ladrar
los veo complotar, sonreír
lavo mis pies en tu río
dejo mi esqueleto libre de sus condenas
miro al cielo, pido por tu destino
borro las huellas, clausuro el camino.
Este es el réquiem para tu olvido.

5 de mayo de 2009

Trofeo de cartón

Acechan las sombras, llueve sobre las ventanas y el techo de mi refugio. La luz titila nerviosa y escucho los ataques golpear en mi puerta.
Presumo, no cesarán hasta verme revolcado en la obscenidad de su imaginario. La puerta resiste y no los deja avanzar, me refugio aunque no tema repelerlos. Miro como le llevan como un pequeño trofeo de cartón. Risas de sorna, pecando burdamente casi en la inocencia del niño que apunta un pesado revolver y dispara.
Me acecha la muerte desde hace tiempo, la veo sortear los obstáculos de la calle para seguirme bien de cerca hasta poder olfatear el cabello de mi nuca, tan cerca que la escucho murmurar anclada a sus pensamientos circulares.
Nocturno es tu recuerdo hasta que lo destierro. No luciré abatido, ni levantaré banderas de desdén. No recurro a la pose, ni al hábito de perplejidades, solo al ron y a mis secretos.
Arderán en bonzo y mi rostro disimulará la mueca de gracia no fingida. Ilusos no se dieron cuenta que estos son diarios de ayer.
Estuve ahí, hace ya algún tiempo, igual mantuvimos el secreto. Ya estuve ahí hace algún tiempo y no pude por pudor.
Mi nariz fría como el mármol de mañana, siento como cruje mi mordida, huelo como arden mis pensamientos en una danza enloquecida.
Miro los afiches que rolan por las calles, miro tu cara con antifaz, guardo tu secreto, lo atesoro y lo mantengo en las sombras de mi placard. Ahí quedarás.

30 de abril de 2009

La finitud de todo

Atesoro, guardo silencio, aguardo el momento en que ya no pese ni duela. Los fríos se llevan las historias que se hicieron de repente viejas y blasfemas, a mi ego y mi condena.
Suelo a veces encontrarme fantaseando en silencio y solo con el día, ese día en que la pera madura cae por su peso y toma conciencia de la finitud de todo.
A la noche siempre la escucho decir que corre veloz y feliz, pero de tanto escucharlo uno dejó de creerle. Todos nos quemamos los pies con las mismas brazas. Todos aprendimos que un mago no alcanza para desaparecer una montaña como esa. Yo cicatrizo, me arrastro hasta que camino, camino hasta que puedo volar y sonreír como diablo a la dueña de las uñas que surcan mi espalda.
Hay guerras que no dejan más que victimas, tan simple aprenderlo y tan difícil asumirlo, sobre todo para los culpables.
Agilizo el paso, me predispongo a montar un ruido veloz y luminoso, las nubes en el horizonte van quedando detrás del sol y me alegra.
Las líneas del asfalto, se convierten en mis venas y huyo raudo de mi sombra, viajo en silencio cuando viajo solo y pienso, en los tiempos de mi vida, atesorando algunos recuerdos de quienes quisieron quedarse pero no pudieron. De aquellos que fueron arrebatados por los rayos de la muerte y de esos años de Córdoba, de balcones y tu incondicionalidad.

23 de abril de 2009

Polarizar mi encierro

Las ropas en el suelo, la batalla a metros de la cama y el diablo sonriendo desde las sombras.
Tantas veces ese cuadro fue testigo, tantos cuerpos, tanto sudor.
Las verdades se fueron omitiendo una a una y terminé fingiendo hasta en mis sueños, las ganas de montar y correr a galope, detrás de las presas que se menean frente mis deslices y tentaciones.
La ruta es veloz. De mi mente afloran ideas que no me animo a confesar. Y de los secretos que guardo como tesoros, prefiero desligar tu sonrisa de mi lunar.
Anoticiar a todos que ese barrilete es solo mío y que la cuerda sigue en mis manos. Aún.
No hay voluntad de tomar viejos caminos, ya se a donde me llevan y no pretendo seguir ese rumbo.
Anticipé el movimiento pero no hubo respuesta ni reflejo. Ya no hay posibilidades de queja o devoluciones.
Sin embargo, asumo que aun dependo de ciertos encantos.
Asumo que aun veo los atardeceres en silencio. Que aun huelo tu pelo en mis sueños.
Que las manos se paralizan, duelen y no hay remedio. Los viejos karmas. Las viejas mañas, los silencios suicidas y las cortinas que al final se ciernen sobre todo lo que me rodea.
Polariza mi encierro.

21 de abril de 2009

Sangre en el ojo tus dolores no serán nunca pasajeros
Asumiendo poses y dobleces,
retuerces la tela q te ata a mi
Quedan cigarrillos, algunas monedas y el aliento para decir no
porque soy una sombra en esta ciudad ajena
Soy un fantasma echado por nuevos moradores
Soy el que te mira añoso, solo y desde la sombra.
Sangre en el ojo tus dolores me recordarán.
Hay verdades que se tardan
y que se cruzan en el horizonte casi con ardor
Hay sueños insolentes, quemará cuando despiertes
Hay amantes que no solo quieren trabar la puerta
y tirar la llave.
Sangre en el ojo ese día en que los abras.

19 de abril de 2009

Naranjo en Flor

Era más blanda que el agua,
que el agua blanda.
Era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó.
Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y, al fin, andar sin pensamientos.
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después, ¿qué importa del después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado.
¡Eterna y vieja juventud,
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz!
¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor.

14 de abril de 2009

El juego del elástico


Que fácil que es el juego del elástico. Tan simple y fácil como tirar la piedra y esconder la mano. Que fácil que fue armar semejante escándalo, para huir escudada entre las sombras de la noche, con algún botón desabrochado en el escote. Es como tirar pintura en balde, casi peor que pegarle a una madre.
Que fácil que fue enterarme de los desengaños, tantos enemigos, en tan pocos años. Sentirte parte de la nada que se sumerge debajo del pasto, en la casa donde dormíamos, cuando se dormía, la de techo rojo y de amplio patio.
Y ahora demandando prodigiosa, los vínculos que tenía y destruyó. Y ahora reclama mentirosa de su propia agonía, “volver a ser viejo otra vez”, “volver a caer en el juego del elástico”, de ser el que asume y limpia, reclama y se queja, ahora llora y patalea.
Tan fácil fue barrer la casa y abrir bien las rejas. Que todos los fantasmas corran libres de mi compañía, salir a mostrarme con el pecho abierto y sin lo rojo que chorrea en las heridas.
Que toda la mugre propia y ajena desborde las paredes de mi cuarto, de mi alma y me ahogue, asumir la caca como propia, solo por amor, por el simple compromiso. Algunos le llamaron sacrificio. Yo le llamo hoy autoflagelación.
Que fácil fue dejarme morir, más fácil aún será dejarme matar. Y hoy hablás de victorias y de encantos, de talentos y tolerancias, de amantes y lejanos, de esos tiranos que te hicieron llorar. Si tan solo recordaras que fue ayer…
Nada va a cambiar, los que no resisten mas se van. Es el juego del elástico y yo también me encontré saltando.
“Y mañana cuando seas descolado mueble viejo” y recuerde que he pasado en tu vida, sepa bien que ya no subo ni corrijo, que ya no salto ni me animo, cerca tuyo ni de tus dominios, que aún reniego de no haber resistido mas y abandonar, de no quererme y aprender bien, el juego “del no me hago cargo”, el juego del elástico, tan inhumano como pegarle a una madre. Tan fácil como manchar con pintura en balde.

13 de abril de 2009

Tus pupilas flotan en el viento
Tus pupilas y el cabello flotan en el viento
En blanco y negro.
En blanco y negro y el río.
El río brilla en tu sonrisa
somos al menos dos.
Siempre vale ser al menos dos,
no importa después
no importa si no vuela, si no remonta vuelo.
Hoy tus pupilas flotan en el viento

4 de abril de 2009

A veces te odias tanto que ni el amor parece merecerte.

A veces boicoteaste tanto que ni el dolor ajeno parece importante

El reloj me gira al revés, a su propio antojo y yo me mantendré mudo e inmutable, esperado ahorcar al tipo interior que todavía se preocupa por tu suerte en las noches.

Eso se llama abandono. Un abandono silencioso que se consuma con la ignorancia. Verte y no verte. Saber que no estas ahí, ya no para mi, ni para mi pequeño y oscuro mundo.

Voy a cerrar una puerta desde afuera. Primero guardaré tu recuerdo amordazado dentro de unas paredes húmedas y viejas de antiguas rocas en mi mente. Y me dejaré libre y a vos encarcelada en mi propio cerebro, en tu propio recuerdo, te aseguro así nunca envejecerás.
Peor venganza, no debe haber. Supongo.

La ruta nocturna y los dos, las líneas amarillas, las gotas cayendo en un parabrisas, los miles de kilómetros, los cuartos oscuros de hotel, nosotros murmurando el amor, bajo miles de chocolates y a cientos de kilómetros del dolor... pero de ahora en más solo vemos el precipicio. El fin del amor, de las promesas, de las rosas y las espinas. De anquincila, el bolson, tafi y otros que ya extrañan no verme con vos.

Las canciones seguirán, las musas cambian, los tiempos cambian, el amor no se muere sin aniquilar un poco la niñez de cada uno. Uno sabe que pierde y que gana. De que se alivia y de que padecerá. No miro ni con rencor, te puse en la mano todo lo que tengo y quien sabe porque… hoy el dolor nos parte a los dos.

3 de abril de 2009

Hunter y calculín


Remendé un enorme escudo de pecho.
Lo oculto bien entre mis ropas, diría imperceptible.
Se que así evitaré balas, cuchillos e insultos. Evitaré una forma de muerte. La más evidente entre los mortales.
Anque sigo obviamente paranoico, no hay momento en que chequée que mis telefonos esten apagados, o que la puerta de ingreso esta perfectamente cerrada. Pero hoy estoy en otro proyecto.
Unas gafas que me anulen tu imagen en la visión. Sencillamente no verte
Mirar alrededor y ver todo y a todos con lujos en detalle. Vos serías una sombra, o en mejor de los casos un mero reflejo del sujeto de junto.
Anoche unas lagartijas se subieron a mi cama y yo dormía solo; solo y mis clonaxs de colores.
De repente las lagartijas se subieron a mi almohada y a mi rostro dormido. Solo pude despertar cuando involuntariamente y al haber cientos de ellas en mi cama, una simplemente introdujo su cola en mi nariz, provocandome un vómito pálido y horripilante.
Desperté ne repuse en el costado de la cama que ella eligió como para mí y me sentí miserable, apenado.
Las pantuflas, los cigarrillos negros y la terraza con su aire fresco. Ahí me oculto, en mis cuartos, en mis intimidades no.
Solo en un rincón de la terraza, donde me escondía a los ocho años, siempre del dolor, hoy de vos.

25 de marzo de 2009

Esos dogmas juveniles

Endulzado como una lagartija al sol, mirando desde el balcón todos los dominios del dios local, pienso en esos recuerdos ajenos de viejas amistades, que el tiempo fue llevando con las hojas del otoño y el sol con su fiel mirada de perplejidades, se pierde en la pasividad de viejas montañas azules.
Los anillos del pasado, los fui tirando al río, cada uno en cada charco y los peores anhelos fueron oxidándose entre charlas de calles de tierra y la nocturna sombra que siempre nos ocultó como hermanos que ya no son.
Pienso, enarbolo y puteo. Sospecho, no habrá más para hacer.
Las tragedias fueron absorbiéndose por la piel porosa y esos dogmas juveniles que te enseñé los dejaste colgados de un árbol y se fueron olvidando.
Promesas que no vas a cumplir.

Desollar al cordero

Abandono, que la vida me deja y me dice: “por vivir tan rápido”.
¿Cadáver joven? Pero si ahora parezco un viejo y solo tengo algunos años y viejas canas.
Cadáver joven, alcaloides y un secreto que se esconder muy bien.
Los ladrones son mis ahijados, el punk también.
Una noche, esa noche, de esas noches, en las que solo son pases y caravanas que corren frente a mi cuarto y saludan: “adiós psiconauta, buen viaje mi gran amigo”.
Emprendo la tarea, señalo el destino, apresto los artilugios, desollo al cordero.

13 de enero de 2009

Volver al camino

Cierro el libro, se cose la boca, anuda los hilos, será del viento y de las hojas.
Pretendo dejar tu escondite desolado. Ahogar los rugidos en aguas mansas, volver al ruedo, a la ronda y al camino.
Recorrer mil destinos, de lugares intransigentes y sin ruido. Alejarme de las sombras del olvido, rogar por un poco de silencio mental y arrancarme nuevamente la piel.
Ser mío otra vez.