
Sombrío final de lágrimas devastadas por la oscuridad de tus pupilas.
No puedo volver atrás y mirarte odiar mi regreso.
No puedo olvidar que un día entre rosas y plegarias, el silencio se mostró cautivo y la desgracia del ciego se agotó en la luz, que de tus hombros reflejan al morir.
Déjame caer, entre las nubes que enlazan la distancia de los vientos lejanos y fríos.
Demostradme que estoy vivo, que ante el día no he muerto.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario