
Te vas, dejando atrás todo lo que has maldecido.
Quemando las cubiertas de tu bólido nuevo, se te vio huir levantando tierra.
Nadie te ha visto tan feliz.
Sonriendo al camino, el que te lleva hacia el mangrullo, hermano mío, los recuerdos te acompañan.
Todos te extrañaremos.
La careta, la mugre y la mala leche, quedó calcinada, entre las fotos de ella.
Pensás que así te libras de tu karma.
Dicen que te fuiste a Madrid, que allí estas mejor.
Yo no te doy dos días.
El karma siempre regresa.
El karma. Las sabanas. Habrá memorias que te llevas con vos. Seguro, siempre presente, entre delincuentes del fiambre, entre mamones de teta negra.
Feminismos arcaicos, atrofia encefálica. Lindo dúo.

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