Y si fuéramos solo testigos
y si nadie fuera inculpado.
Las penas y el olvido acabado.
El trajín de la locura adormilado.
El silencio desterrado.
La ley olvidada.
El Dios asesinado.
Nada más bello que la armonía,
son pura utopía,
de sueños canela e infancias doradas.
Anhelo y deseo,
enredados en un rosal.

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