
Un día en la trampa cayó una mosca indeseada, de traje negro macho y con la antena amenazante y extendida.
Yo, una araña como yo.
Yo que siempre comí abejas. Que maldición!
Tarde, tarde aclaró.
El sol aún no fenecía y su tribulación inició.
Sabrás carioca la distancia en la que estoy. No como moscas, tan solo abejas.
Tarde, tarde entendió. Es que yo no soy mixto, ni tampoco abeja.
Maldición, esa borrega me hace mala fama, de araña inescrupulosa, que derroe parejas y destruye amores.
Tarde, tarde me decidí a iniciarte la guerra, entre vosotros y las arañas, que todos mueran, pero por favor no digas que como moscas.

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