Acá me tenés, mostrando el lunar, desgarbado y a la espera del guiño cruel.
Si supieras que nadie sale vivo, sin entregar la pulsera y el glotón!
Si supieras mi enredo en esta mesa de caras solemnes y lúgubre condena.
Las narices frías, las manos tensas y el doloroso final para esos hombres perros.
No hay lamentos, llegó el olvido, ya no tengo el brillo y estoy sin un mango, mientras miro asomar tus colmillos entre las barbas de guerrero.
Quien te va a decir ahora mi eterno prestigio, que no sos mas que un ciego entre tantos mudos.
¿Quien te va a entender cuando quieras armar la fraticida sentencia de perro loco?
Por eso…ya nadie va pensar en tus zapatos rojo bronca, ni en tu espalda curva, ni en esas noches en las que gatillaste tangos alcalinos, para el suspiro de las gateras llenas de feromonas.
Mostrame tu lunar, mostrame que soy yo, el que te va regar en la frente líquidos sirvientes y te morderá la pulpa de los nervios, para que al final des el suspiro bienhechor.
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