No sabría bien decirte cuantas tragedias hemos cruzado con los pies descalzos y doloridos, sin mirar hacia el sol, sin despertar entre recuerdos duros.
En el camino, la muerte a veces se presentaba vestida de novia con ramo y todo. Pero ya no me engaña fácilmente. Deberá esconderse entre las plumas del destino.
Busqué, te juro que busqué y nadie notó que desaparecía, me abandonaba a las sombras, ocultas mañas de hombres mono. Trémula carne.
Disparos, somnolencias, testigos y monocromos.
Dejaré las tragedias para los martes y repetiré mi oración preferida hasta el hartazgo.
Deslices sintomáticos
Homografos inalámbricos
Desbordes estereofónico
Delirium tremmens

No hay comentarios.:
Publicar un comentario