6 de marzo de 2006

Cosaco sin escrúpulos



Debería atar tu condena a mi escape. Huir arrastrándote detrás de mí. Sería pura justicia divina.

Nadie diría una puta palabra. Todos asentirían con la cabeza.

Me sentiría un cosaco sin escrúpulos, arrastrándote por caminos de tierra y piedra, oscureciendo la piel blanca, la piel pura.

Condenado.

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