Nadie le había picado el boleto y seguía esperando a la divina anti-soledad.
Nadie le había susurrado al oído las mentiras más dulces, ni las verdades más diáfanas.
Pero a todos nos llega la hora, a todos nos matan la libertad.
Sus curvas arrugaban a todos.
Demasiado perfecta, demasiado inmoral.
No pude mirarla a los ojos y decirle lo que todos saben.
“Nadie más linda que ella.”
El estacionamiento era la oportunidad de adelantarme a los lobos.
Solía dejar mi coche cerca del suyo y ella cerca del mío, pero Tatita no sabe de amor, no sabe de la soledad que nos aqueja.
El temor de piraña sin estanque, se apoderó de su pretensión y bajó el precio de su amor.

3 comentarios:
muy lindo relato...me encanta!!!
por sorteo,pero me agradecio mucho tu presentacion y el alto nivel de nuestro idioma. De donde sos? Yo soy de la argentina.
por sorteo en el sitio de red. Me impresiono mucho tu presentacion y el alto nivel de nustro idioma!
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