Revolcado y ronco como un lecho de río turbio, fui quedándome solo con mi agónica despedida.
Serás pena y nada más. Serás eso y todo lo demás.
Dubitativo cruce avenidas y luces para llegar aquí a verte. Y la noche fue cautela y el deseo el caudal que regurgita tangos agrios y lacrimosos.
Secretos que se esconden en el negro de tu cabello y la mentira que besa mis labios con frío desdén.
Caeré otra vez en la trampa.
Y el truco que usas hoy, te será un viejo recuerdo profano, inalcanzable mansedad de aguas y rocas que ladran por vos.

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