Después de todo, la carne es carne y nadie es indigno en tu morada.
Sé, devora el tiempo, acarrea ilusiones de un lugar a otro, de una pena a otra y muéstrame porque todos te llaman “Lucifear”.
Y al verte entrar con sonrisa, pie derecho y los anillos que brillan aún bajo la sombra opaca, se caen los espectros
el fin es solo fin.
Luz.
Eso necesito.

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