Te tuve entre mis brazos esa noche,
mientras el agua brillaba
las estrellas y satélites
orbitando en nuestro secreto.
Viento que acaricia tu pelo.
Volvé que tu tierra te saluda.
Milagros de Dios que no olvidan,
nunca cobijaste odio ni rencor.
Bella, eternamente pura.
De silencios y sueños, tu alma reposa.
Entre el dolor de los huesos y la esperanza.
correr entre caballos que galopan libres,
del hombre y su dolor.

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