19 de octubre de 2006

Recato femenino

Perdonáme, me voy.

No se donde, me voy.

Cerré la puerta, miré mis pies y me perdí entre los autos que pasaban a la lejanía.

Al frente la policía, en el medio una ancha avenida y al final la plaza.

Crucé el bulevar y con las manos en los bolsillos dejé el auto y preferí caminar.

Y las manos me tiemblan porque la veo y me enamoro otra vez.

Tragedias de encontrar una forajida como yo, una náufraga que está tan sola como yo…

Y si ella es la única que me entiende?

Y si ella es la única que sabe guardar secretos?

Estelares llora en mi oídos “resulta que no se si podré curarme de esta”

Abandono la ilusión, esa misma que vi muerta para luego resucitar en las escaleras de mi cuarto, entre grises parlantes que aullaban por amor.

Puse las venas y se lleva mi alma, en este juego que siempre supe jugar.

Me pregunto que descuidé.

Será la partida?

Será el rival?

Será la ausencia de su “recato femenino”?

Todo eso - me digo a mi mismo- todo eso y mucho más.

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