Deseca el tiempo, lo cuelga de la rama y lo fríe con su mirada atómica de viejo lobo inguinal.Tránsito pesado, delante y detrás en el camino empinado y el freno apretado como los dientes alcalinos.
La mirada perversa reflejada en un espejo que me mira nada más.
No dice mas nada y espero sentado en una calle inundada de pensamientos ajenos, que miran al cielo, a la luna y se les escapa un puta parió! bien bajito.
No tengo nada que decir, menos agradecer, penurias propias y dispersas como la sal y las flores que siguen intactas que no envejecen, que no esperan ni siquiera se dan cuenta que nos morimos, nos marchitamos, marchamos de este mundo en silencio y sin barullo, sin queja y finalmente, para que todos mueran mal, algo de dolor se cuela entre las sienes y nos mata.
Él, que es el gorgojo fatal de este barrio de viejas putas deseca el tiempo, lo cuelga para que el viento elabore sus tejidos ásperos e inyecte el rencor felino en los ojos de quien pierde un amigo en las guerras absurdas.
Si señores, deseca el tiempo porque su fuente de poder es el amor, malgastado, malvivido, mal usado por hombres de traje y de feroz aliento.
Deseoso busco un guiño en las miradas nocturnas de misterio, de esas que se asoman en los negros rincones de las discos muy de noche, cuando todos parten raudos al escondite o a ocultarse de la mirada de la propia conciencia en un telo oscuro y maloliente.
Al final me quedan dos testigos, sin embargo huiré, me revolcaré con todas las prostitutas que se me antoje y amaré a cada una, hasta que mi tiempo se deseque y la humedad sea una mancha mas en el techo de esta vieja sala.

1 comentario:
Costo comprenderlo, especialmente la primera parte...pero como siempre...masculino, crudo, triste...pero muy bello.-
Publicar un comentario