Capricho nocturno de soledad,
que duerme sin cerrar los ojos y sin mirar,
aquella tragedia que entre sábanas sangró en silencio.
Sin testigos ni plegarias peregrinas,
sin escape ni cartas aguerridas.
Bajo luces de neon azul.
Alcaloides suicidas,
agitan el pulso y la adrenalina
que me inunda por oleadas,
de sinceridad omitida,
por todos los secretos y traiciones,
enervados en el corazón oscuro.

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