19 de agosto de 2007

Treinta

Treinta denarios y sus manos estarán atadas. Treinta denarios y tu mundo será salvado.

Nos iremos suavemente a donde las colinas se ciernen sobre el horizonte.Nos dejaremos llevar por el olvido.

Comeremos de tus frutos prohibidos y lameremos tus piernas doradas.

Sacrificado el cordero, degollado el sentido de monoteísmo, seremos todos locos sueltos, bailando en la arena de este desierto olvidado por todos los dioses en los que hemos creído.

Treinta denarios serán suficientes.

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