15 de diciembre de 2006

Lengua diamantada

Soy un cretino, un viejo tramposo que aprendió el truco muy temprano.
Ya nadie me mira a los ojos y me sonríe con desden, tengo clavos en las manos y una corona que no pincha. Las botas son de cuero y el látigo de goma, mis calzones son dorados como mi prestigio, como mi lengua diamantada.
Anochece y las bestias salen del closet lustrando los colmillos, arreglando sus plumas y afilando la daga Roma.
La naturaleza los congrega a todos sobre la gran alfombra persa, tejida por el tiempo y el ascenso de reyes moros dotados de atributos amatorios de lejano Oriente.
Misterio en la sombra de esos ojos pardos y la daga curva que asoma entre las vestiduras místicas de un macho de desierto.
Esa es mi estirpe, la de los ganadores de la timba del asfalto, me encuentro entre los dados tocados y el siete repetido hasta el hartazgo.
La fruta siempre fue ajena, sobre todo para los vecinos de éste barrio marginal que ve podrirme y resucitar entre viejas historias de lobos crueles de amor, ladinos del juego y delatores del gran dolor capicúa.
La sangre pica esta noche.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor Pedro Lima, Usted se está convirtiendo en una lectura de culto. Sus escritos vuelan por los recovécos literarios de La Plata. Voráz, incendiario, oscuro, políticamente incorrecto, nadie como Usted sabe conjugar tan sonóramente las palabras para darle al final un sentido absurdo, profundo o profano. Siempre tan absurdamente sincero, tan bellamente incorrecto.
Hoy para mi es la pluma endiablada de nuestros tiempos.
Agradecido por la generosidad de poder encontrar sus bellos escritos tan libremente.
A. P.

Anónimo dijo...

Estimado Pedro Lima:

Si bien es usted un viejo tramposo, un cretino y sabe Diós qué más, lo estimamos.

Lo mejor de todo para usted, imagino, es que aunque reciba muchos halagos, seguirá siendo el diablo en persona, con el culo al aire, los cuernos tan antipaticos, los bigotes del orgullo, y sus surrealistas caminatas por su París de escasos milimetros de lluvia por año.

Si bien todo eso, lo estimamos. Vomitá, vomitá.

Atte. Ferb. (que en realidad se llamaba Frank)