Y al final, las cadenas sonaron secas en el suelo y pude escapar.
El tiempo me había demostrado que al fin estaba solo.
No depender de nadie, no tener necesidad de nadie.
Así el viento me llevó lejos de esa pena que me transformaba en lobo en las noches.
La oscuridad aflojó las ataduras y el desprecio por la carne se me hizo evidente.
El sustento no está, el olvido si.
Gusanos sobre tu cadáver.

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