5 de octubre de 2006

Puros anaqueles

Y si te contara cuantas veces murmuré esa canción, ese alcalino recuerdo que me arde aún en la lengua y en las fosas nasales.

Aznar- García - Tango (1985) último tema, llanto sobre llanto.

Y si te contara cuanto tiempo estuve demorado por la melancolía, por la agonía de unos labios que besan frío.

Y el amor que se me ofrece no lo correspondo y los muertos que cargo se aferran a mi espalda con sus manos.

Desgano.

Regreso a El Alto y recuerdo los besos entre las calles de un pueblo de infidelidades y trompadas en la puerta del placard.

Mierda, solo me quedaba eso, recordar Anaqueles.

Karina, bailaba bien y tenia mi edad, 12, besos, y el amor que lo era todo. Todo. Y yo si lo tenía, tenia todo, tenia la vida, tenia el amor.

Silencios que se rompen con el galopar de mil caballos, soy la tropa que galopa y se pierde en el monte.

Morir, después anhelar el regreso del Diego y tener lugar en medio de la bandeja de la 12.

Llorar por Julio Sosa, que no se mate que me cante a mi, que me devore el corazón, con su llanto porteño de puerto de verdad.

Cae la luna, cae Lacán, cae el poema que le escribí a la que me devora y descubro que en el desierto brillan los fantasmas.

Quien diría! Fantasmas a plena luz de medio día.

Serán las tinieblas que lo conquistan todo?

Será ese penar que me tortura en privado desde hace años?

Como escapar de un fulgor que me tuerce la decencia?

Es como robarte un beso delante de todos y a plena luz de fantasmas.

Solo tocarte el pelo, enredarte en mi cuerpo, demoler ese temor que te tienta a cada paso.

Entrego el reloj en la puerta, paso y miro.

Glotones, mozos y putas, timba, cameritas y ... Celos de tanto jolgorio, me arrimo pero me voy, hoy me interesa otro viaje, otra palabra, estoy listo para el amor.

Ese amor que se me ha negado todo este tiempo.

Me siento hoy como un jugador con los dedos calientes, como un ladrón con la caja fuerte recostada sobre su cama en la intimidad de su cuarto, aun tibia por el trabajo del soplete.

Perpetrare un delito, lo haré en secreto y brindaré por tu amor.

Huiré por las calles escapando entre sombras y raudo, buscando su puerta para esconderme entre sus sábanas.

Nunca seré encontrado allí, ella me promete total protección.

Me perfumo y me recuesto.

Cierro los ojos y me arropa aún frío, cantándome al oído viejas canciones que alguna vez oyó de niña.

Aún recuerda su baño de domingo y su juguete preferido, ese último que perdió en una mudanza y secretamente extraña.

Dormir no puedo, pienso en contemplarla y hacerle el amor, que la atrape el cansancio y el sueño entre mis brazos y jurarle total protección a su espíritu y a su corazón.

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