
Líneas sobre un escritorio que dibuja rostros abstractos de viejos leones reyes.
Y la memoria se refresca, entre copas de fino vino y misterios nocturnos y silenciosos.
La tensión del mundo a punto de explotar, me refresca el eterno recuerdo de encontrarme apuntando un arma al rostro de un santo.
Y tus ojos en el río.
Y tu memoria en el olvido.
Y yo sigo vivo, a pesar de todo.
Besos rasantes en mi piel, demuestran que sigo mago, y el conejo aún está.

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