Reglas para vivir y morir correctamente

Transparenta las viejas heridas, demuestra estar vivo y arráncate la lengua cuando todo se haya dicho.

Desviste a los ángeles que has escondido en las sombras del viejo placard y enséñales a amar de nuevo.

Se hombre mientras puedas, cuando no puedas mas sé mujer, nunca dejes de ser alguien.

La tarea de los monjes no es amar, es desunir, al padre contra al hijo, a la madre contra la hija, al hombre contra el dinero. Lo quieren todo y eso deberás aprender.

Se fiel al hipnotismo de unas piernas jóvenes y perfectas que deliran a la estampa y cuecen los fríos que calan el alma.

Devora solo carne, no derroches y sé compasivo.

Atenta contra el gobierno, suplica perdón y hazlo de nuevo.

Se gentil con tu virilidad, con la virilidad ajena y las creencias del hombre, que por burro que sea, tendrá derecho a empalarse a su sobrina y rogar perdón a dios.

No te cases, no te enfermes, no la chupes si tiene feo olor.

Los hijos los tendrá tu hermano.

Júrate no morir por causa natural, ni joven, ni convaleciente. Hazlo con un porro en la mano y con una chica joven al lado.

La marihuana te acercará al viento, al amor, al tiempo, al interior y al mismo demonio, que vendrá amistoso y fumará contigo.

La mezcalina te aliviará el tiempo pasado que te ha herido y dejará un talismán colgando de tu cuello, que sabrá brillar cuando necesites luz. Y habrá otras drogas mas sabrosas que te llevarán por luces y colores, por oscuridades y abismos y te absorberán el alma para dejarte vacío y hueco como un viejo huevo seco.

Pero de nada has de privarte.