Entre pasos de un viejo perdido, fui latiendo cada pensamiento mío y ajeno, de esos seres nocturnos, de esa alcalina sonrisa.
Y aquí en esta consigna socialmente peligrosa, muestro mis dientes y brillo.
Detrás de cada mentira tuya y mía, detrás de cada engaño lujurioso, luzco insolente y escapo, de los errores imperdonables, entre esos pinos recién pulidos.
Quien mire mi nariz explotará, inconclusa y audaz, como esos policías que bailan en la puerta, esperando reventar el lu
gar.
No hay luz de este lado del sol, no hay plegarias respondidas, somos todos fieras olvidadas, de este dios temporal y raquítico, con su arsenal dispuesto y atento a cada herejía humana, muy humana.
No temo ya de nosotros, no teman ya de nosotros, somos todas fieras olvidadas, de este señorito anémico y pendenciero que solo quiere lo que tengo en el bolsillo, en el grande y en el pequeño.
Porque después de todo, es uno de nosotros.
Como vos y como yo, como ese señor con su paciencia perdida en alguna espera inevitable.
Y el tiempo que se acaba y se olvida, no sobra mucho en estos días.
Y a cada quien su porción de humedad humana y soledad.
Y a cada quien su ración de heladas muescas impresas en el rostro de la sociedad
En la tuya y en la mía.
En el cama de vuestra amante, en el lecho de vuestra muerte.
Así pereceré gloriando lo poco que valió la pena disfrutar.
Insolencia, postura puber de viejo verde para raspar las paredes de esta celda de celofán.

1 comentario:
en realidad quería poner un comentario, te mandé mail...bueno, no sé mucho de esto... digo que excelente lo del celofán. bueno no sé para qué repito, copialo y postealo vos...y fotos con tu cámara...
beso
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