1 de julio de 2007

Prado digital

Al fin me doy cuenta de todo el tiempo perdido, de todas las ilusiones de pueblo arrojadas a la arena, desterradas de la memoria colectiva.

Al fin me doy cuenta, que ninguna bomba obtendrá el efecto buscado. Que ninguna bala incrustada en la cabeza del verdugo nos traerá paz a los desdichados.

Pronto vendrán por nosotros y nos llenaremos de agria tristeza. Me encontraré impregnado del silencio prohibitivo de mis palabras, de mis verdades tatuadas entre azotes.

Y en la oscuridad nocturna algo romperá el silencio y lo sabré. Son latidos lo que resuena en las esquinas de esta ciudad. Son los nombres olvidados al amanecer.

Mi celda es tan oscura como iluminada, tan encerrada entre puertas abiertas de par en par, tan solitario es aquí y solo me veo rodeado entre gente sin rostro.

Y busco alcanzar tu mano huesuda y pálida, queriendo estirarme hasta despedazar mis propios músculos y penares. Te busco y no te alcanzo.

Mil celdas para mi mente viajera. Mil grilletes para este sueño de libertad.

Al fin me doy cuenta, cuan muerto estaba corriendo por este prado digital.

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