5 de mayo de 2009

Trofeo de cartón

Acechan las sombras, llueve sobre las ventanas y el techo de mi refugio. La luz titila nerviosa y escucho los ataques golpear en mi puerta.
Presumo, no cesarán hasta verme revolcado en la obscenidad de su imaginario. La puerta resiste y no los deja avanzar, me refugio aunque no tema repelerlos. Miro como le llevan como un pequeño trofeo de cartón. Risas de sorna, pecando burdamente casi en la inocencia del niño que apunta un pesado revolver y dispara.
Me acecha la muerte desde hace tiempo, la veo sortear los obstáculos de la calle para seguirme bien de cerca hasta poder olfatear el cabello de mi nuca, tan cerca que la escucho murmurar anclada a sus pensamientos circulares.
Nocturno es tu recuerdo hasta que lo destierro. No luciré abatido, ni levantaré banderas de desdén. No recurro a la pose, ni al hábito de perplejidades, solo al ron y a mis secretos.
Arderán en bonzo y mi rostro disimulará la mueca de gracia no fingida. Ilusos no se dieron cuenta que estos son diarios de ayer.
Estuve ahí, hace ya algún tiempo, igual mantuvimos el secreto. Ya estuve ahí hace algún tiempo y no pude por pudor.
Mi nariz fría como el mármol de mañana, siento como cruje mi mordida, huelo como arden mis pensamientos en una danza enloquecida.
Miro los afiches que rolan por las calles, miro tu cara con antifaz, guardo tu secreto, lo atesoro y lo mantengo en las sombras de mi placard. Ahí quedarás.

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